18 abril 2007

LA AMENAZA DE DON TANCREDO (la afición)

foto: gente en el tendido, por Erpacomuro



LA AMENAZA DE DON TANCREDO
(la afición)

Por JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ

Y al final sólo queda la afición, la escasa afición, sin fuerzas y sin apoyo, hasta sin criterios homogéneos diría yo.
¿Cómo se fomenta la afición?. Me remito a un articulito que escribí hace unos años y que, con el título de FOMENTO Y RECREO DE LA AFICIÓN, decía así:
"Con este expresivo epígrafe se recoge en una Orden del Ministerio del Interior la suelta de vaquillas en espectáculos menores, para deleite de los aficionados y mozos que se atreven a ponerse ante ellas.
Fomento y recreo. ¿Cómo se fomenta la afición, qué se hace para su recreo y satisfacción?.- A veces, mucho, a veces, poco. A veces, incluso, nada de nada.
El recreo no es más que una mera consecuencia del buen fomento, de ese apoyo que tanto echamos de menos en muchas ocasiones y lugares. ¿Quién debe hacerlo?. La respuesta es sencilla: La Fiesta de los Toros deben fomentarla quienes de ella se benefician, que no son otros que las distintas Administraciones, sobre todo autonómicas y locales, y los diversos estamentos taurinos con intereses económicos directos en liza. Intereses económicos directos, es decir, ganaderos, empresarios y toreros. Esta aclaración es necesaria, puesto que alrededor de estos agentes directos existen otros que también, aunque de forma indirecta, viven del espectáculo taurino, especialmente la prensa especializada, merecedora de un tratamiento monográfico que dejaremos para mejor y futura ocasión.
Para constatar este planteamiento no hay más que reparar en un hecho tan simple como éste: cuando se abren las puertas de una plaza de toros para que entre el público –afición incluida-, el dinero se lo reparten, en desigual forma, todos los que actúan en el espectáculo. Bueno, todos no: El presidente, el delegado gubernativo y el toro no cobran, si bien los dos primeros no son muertos a estoque.
Bromas aparte, lo cierto y real es que el público paga y todos los demás cobran: matadores, cuadrillas, empresario, ganadero, empleados de la plaza, alguacilillos, veterinarios, monosabios, músicos, etc., etc. ¡Ah!, también lo hace la Administración -Central, Autonómica o Local- por la vía de impuestos, sin contar que Comunidades Autónomas, Diputaciones o Ayuntamientos hay que son propietarios de las propias plazas de toros.
Y a veces, muchas veces, no fomentan la afición y se limitan a ordeñarla. Y se podrían hacer otras cosas que, a lo mejor, también ayudarían a que las ubres a exprimir se mantengan plenas para su mejor estrujadura.
Porque, no nos engañemos, no se fomenta la afición cuando la Administración no contempla exenciones o reducciones de impuestos para determinados festejos como las novilladas, o cuando algún Ayuntamiento o Diputación cede en arrendamiento su plaza de toros imponiendo unas condiciones leoninas en el contrato con el sólo afán de recaudar cuantos más millones mejor, lo que obliga a la empresa arrendataria a caminar siempre por el filo de la navaja y con escaso margen de maniobra para invertir en buenas contrataciones de toros y toreros. Sin embargo, se olvidan de incluir en los pliegos de condiciones que esas empresas se comprometan a organizar un número determinado de festejos para promocionar a los toreros que empiezan. Tampoco fomentan la afición esas Administraciones que se limitan a otorgar limosnas testimoniales a las Escuelas taurinas que patrocinan oficialmente, estando más presentes a la hora de la foto que a la de firmar los cheques.
No quieren fomentar la afición esas figuras del toreo que vetan a éste o al otro, o se vetan entre sí, lidiando más en los despachos que en la plaza y frente al toro; no pueden fomentar la afición esas empresas que olvidan los intereses del público y que ellas pueden ser el fiel de la balanza frente a las exigencias de torero y ganadero, ganadero que tampoco piensa en fomentar la afición cuando se muestra dúctil y acomodaticio con las exigencias de los toreros, seleccionando sus reses sin buscar la auténtica bravura y sí la dulzura y nobleza bobalicona de las mismas.
Son contrarios a fomentar la afición ese grupo de desaprensivos que mercadean y se aprovechan de la ilusión de los toreros noveles y les sacan el dinero de mala manera.
Nos olvidamos de fomentar la afición esos aficionados que formamos peñas, triángulos, círculos mágicos o cofradías de variopinta denominación, cuando sólo nos dedicamos a ofrecernos festivales gastronómicos o a perseguir fotos junto a figuras o figuritas toreras.
Fomento de la afición. Unos porque no pueden, otros porque no quieren, otros porque no saben, otros porque se olvidan, porque nos olvidamos.
Saber, poder y querer fomentar la afición. Su recreo no hace falta buscarlo: vendrá por añadidura si conseguimos lo primero".
La solución, por tanto y en conclusión, sería fomentar esa afición, cultivarla, puesto que ella será el único sostén del festejo; el público va y viene, según modas más o menos pasajeras; llenar las plazas sin crear afición es sentar la miseria de mañana.
¿Cómo se crea afición?: recuperando le integridad del toro y la pureza y la verdad del toreo; difundiendo esa verdad entre la juventud, llevando la corrida y su emoción a la escuela y a la universidad, a la televisión y a la prensa, a Internet y al mundo.
Pero, ojo, la verdad, que nada tiene que ver con la pantomima de corrida que presenciamos muchas veces, con toros derrengados y toreros mecanicistas y adocenados, o con las mentiras empalagosas que leemos o escuchamos a diario por parte de ilustres cronistas.- Ésa es la mejor propaganda antitaurina que hacerse puede, y la estamos haciendo casi a diario, en la plaza y en la televisión.
Las plazas deberían llenarse de aficionados y no de espectadores verbeneros; los "Tancredos" deben abandonar su agitado quietismo y dejar de mirarse permanentemente el ombligo, sacudirse la harina y abandonar la peana.
Todo ello es muy difícil, hasta doloroso para muchos de los aludidos, pero también es posible, urgente y necesario.
Pero, sobre todo y por encima de todo: si no lo hacen, si no lo hacemos, seremos barridos y borrados con enorme facilidad de ese tiempo nuevo que es ya el día de hoy.-

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