29 marzo 2006

EL TORERO Y EL TAURINO

EL TORERO Y EL TAURINO
Por Agustín Hervás
Onda Cero Radio
Tribuna de Salamanca

La mejor serie de televisión que se ha hecho hasta ahora sobre el mundo de los toros la dirigió Jaime de Armiñan, porque Juncal nos enseñó muchas cosas del interior del mundo del toro que como todo lo bueno sale del alma de aquel espléndido personaje al que puso cuerpo Paco Rabal. De entre todo lo que nos mostró la serie hay algo que se debe aprender porque ayudará al neófito a comprendernos mejor: La diferencia entre un torero y un taurino. El torero es un torero, bueno, es un hombre pero distinto a los demás mortales, tanto que asume el propio grado de divinidad helénica debido a que es por definición un vencedor de la muerte y ya se sabe que a la muerte solo la vencen los dioses. El taurino es uno que está alrededor. Alrededor del torero, del ganadero, del empresario. Alrededor de todo y de nada. Que igual complementa lo que el matador hace en el ruedo, por ejemplo vendiendo en los despachos las obras y milagros de su matador, o que igual se lo carga si no sabe entender el alma del dios. Y el taurino además lo es todo, está a caballo de todo lo que se menea, tenga color a dinero y olor a toro. El taurino suele ser uno que no ha llegado pero que se quiere quedar dentro. Y aveces se queda sin entender al maestro porque de los dos el que más vale, es el que se la juega en el ruedo poniendo en valor su carrera. El otro puede engrandecerla o hundirla. Verán, Juncal es un torero venido a menos, pero no es un taurino. Es un alma limpia y honrada y todo lo que es le sale de dentro, tanto que el hombre vive en la piel del torero y los dos son uno. El que hay alrededor, jamás puede vivir lo que ha vivido un torero sencillamente porque no alcanzó el grado de la divinidad, y aún cuando aquel se vistiera de luces, no llegó a hacer tantos milagros.
Leí a Cañamero sobre Juan Diego en Alba de Tormes. Juan Diego es un torero que debe seguir su camino hacia la divinidad y alejarse de los taurinos. Ya ha perdido mucho tiempo y nos ha hecho perder a los aficionados muchas tardes mágicas.
Después de Valencia, los taurinos venderán bien el triunfo de Fuente Ymbro. El indulto es un valor en tauromaquia que se sabe vender bien sobretodo en los tiempos que corren. Tiempos de devaluación de valores, vueltas, orejas, rabos. Por eso ese otro premio mayor, el del indulto, se ha convertido en otro nuevo valor, más publicitario que justo. Pero en el muestrario del taurino ya tiene otra cosa más para vender. Que se aproveche el ganadero, que lo haga con honradez, porque la gloria no dura siempre.
También venderán los taurinos el triunfo en Bilbao de Javier Blanco, y lo que son las cosas, a lo peor lo hacen con menos muestrario que cuando triunfa un torero consolidado en plaza tan de primera, pero se equivocarían pues precisamente es a los nuevos valores a los que hay que vender más y mejor. Javier Blanco tiene un tiempo corto en esto, pero para forjarse un alma de torero, de hombre tocado por los dioses es bueno que sea despacio para que los taurinos lo entiendan y lo vendan bien.
Por último debo decir que los taurinos se han quedado anonadados al saber que los políticos sevillanos, cumpliendo férreamente con la cuota femenina que tan de moda se ha puesto ahora en todos los ordenes, han nombrado presidenta del palco de la Maestranza a Anabel Moreno bajo la justificación de que están (en Andalucía) en una etapa de renovación de personas. Sin embargo para un torero esto no es problema, porque un torero ama a una mujer más que a nadie, después del toro... y si no que se lo pregunten a Juncal que si pudiera resolvería la faena en un brindis después de haber tomado nota:
"ea ma legro de brindaale a osted, so cuerpo, a osté y a la compaña de osté, y a toa la sangre de osté y de la e su retrechera mare y ahora voy a matá eze toro pa que luego osté y yo, lo do uunto, selebremo la orejaa que me va da osté"