21 abril 2005

EL TAURINISMO SE POSICIONA

EL TAURINISMO SE POSICIONA
Por Agustín Hervás
Terminada la feria de Abril los taurinos se frotan las manos porque en esta acaban de tomar la pool position. Mucho tiempo se han pasado discutiendo en contra de la autoridad competente ya que según ellos, los presidentes no seglares les tenían inquina. Les devolvían toros sin juicio, les negaban orejas, no accedían a los indultos y remaban contra la fiesta. En realidad los buenos presidentes, entre los que se contaba José Luis Fernández Torres aquel presidente malagueño que lucía perilla, iban a favor de la fiesta y en contra de los taurinitos de turno que rebañaban cada migaja del que ellos consideraban rico pastel, perjudicando más que favoreciendo a su propio negocio y si no que miren la terrible crisis de novilleros que padecemos que es la más patética de la historia de la tauromaquia.
En Sevilla se han concedido más orejas que nunca, vueltas al ruedo a toros más que nunca, se han pedido indultos y la Puerta del Príncipe se ha abierto más que nunca. La fiesta en hombros traspasa los umbrales de la puerta codiciada y todos se aplauden diciendo la fiesta va bien. Es pues el legado político del va bien, herencia de la intromisión de esos seres que dicen representarnos, en la fiesta. Obsérvese que he dicho intromisión y no participación. Cuando un político se entromete perjudica a la fiesta exigiendo el estado de lo políticamente correcto. Cuando un político participa ayuda a la fiesta, por ejemplo en lo que le reclamamos a la administración, para su promoción.
Dicen los taurinitos que la mejor promoción para la fiesta son las orejas y los rabos que se cortan, los toros que se indultan y en definitiva que los paganos rentabilicen sus boletos. La fiesta va bien.
Sin embargo me consta que todos los sevillanos no están de acuerdo con los resultados de esta feria y tampoco de algunos de los profesionales, por ejemplo del extraordinario banderillero Andrés Luque Gago que iba echando pestes por la calle Adriano en contra de los nuevos ocupantes de los tendidos de La Maestranza el sábado de farolillos.
Y es que una cosa es defender la fiesta en contra de nuestros agresores y otra defender la fiesta por dentro. Y en ello, aunque pocos, algunos quedamos.
Los primeros taurinitos posicionados han sido los de la Unión de Criadores de Toros de Lidia que han concluido que "la feria ha supuesto en general un mejor juego de los toros que en años anteriores al que ha acompañado un buen resultado artístico, el buen rendimiento empresarial y, lo que es más importante, por la satisfacción de los aficionados" pero además los ganaderos agradecen "públicamente a los equipos gubernativos y presidenciales de la Plaza de Toros de La Maestranza de Sevilla la forma en la que se han conducido durante la pasada Feria de Abril... La presencia de estos equipos en las ganaderías para la composición de los encierros ha sido un factor decisivo a la hora... de registrarse notables descensos tanto en el número de toros que debía aportar un ganadero para la formación de corridas, como en el número de toros rechazados en los reconocimientos de plaza..."
La excusa para estas visitas ha sido la enfermedad de la Lengua Azul pidiéndose la vanidad de haber advertido con tiempo que ellos ya sabían de los buenos resultados de esta operativa y piden que se normalicen las visitas.
El primer equipo gubernativo que salió al campo a ver toros con el fin de conseguir la agilización del procedimiento de reconocimiento de las reses, fue el de José Luis Fernández Torres allá por la década de los noventa. En el ejercicio de mi profesión se lo reproché siempre y él me confirmó que intentando ayudar a la fiesta los taurinitos pretendían engañarlo. Cuando llegaban a las fincas los ganaderos situaban al equipo gubernativo en un plano terrestre más bajo que los toros con el fin de que estos se vieran como más grandes, pero José Luis que es más listo que el hambre siempre los veía en los dos planos cuando no en los tres, y para mayor cabreo del ganadero les echaba fotos a los reseñados. Pues aún así cuando llegaban a los corrales de la plaza de toros no iban los fotografiados y los taurinitos arremetían contra él diciendo que no entendían porque les rechazaba toros si ya los había visto en el campo. Aquella fue una campaña de difamación de los profesionales del toreo y de la prensa "sobre-cogida" que terminó con sus funciones porque los políticos socialistas andaluces lo consideraron persona politicamente incorrecta.
Lectura, los equipos gubernativos (presidentes y veterinarios) en cuanto servidores públicos, son garantes del espectáculo y defensores del aficionado. Si van al campo a ver los toros de la corrida que han de presidir y reconocer, pierden la independencia que se les atribuye porque todos sabemos que con el roce se llega al cariño y el cariño alimentado con jamón de pata negra y buenos pucheros se acrecienta, consecuencia, que el noventa por ciento de las corridas presentadas en Sevilla fueron corridas desiguales y terciadas amén de haberse rechazado más toros en el ruedo que en otras ferias. Pero como Sevilla tiene un color especial, pues, ¡viva la virgen!

2 comentarios:

Vomitaciones desde fuera dijo...

No coincido con el diagnóstico que haces. El presidente no tiene por qué ir a ningún sitio, su labor es la de hacer cumplir el reglamento, esto es, defender los intereses del público y donde lo ha de hacer es en todo lo que rodea a la celebración del festejo.
Quienes de una vez tienen que asumir el compromiso de ir al campo son los veterinarios. Quitémonos las caretas. Estos funcionarios de la medicina animal en la mayoría de los casos encarnan un papel propio al del apoderado o representante de vaya usted a saber quien. Conocemos perfectamente a los de Las Ventas y a los de Sevilla, muchos de estos señores son aficionados al micrófono y a la demagogia a partes iguales. De no ser así como se explica que un veterinario sea el Director Gerente del Consejo de Asuntos Taurinos de Las Ventas.
No quieren ir al campo porque no saben ver al toro, y cuando van en la mayoría de los casos lo hacen como turistas.
Esta vez los ganaderos y empresarios llevan razón. El ejemplo de Pamplona y Bilbao en España es el dato fehaciente en el que nos tenemos que apoyar. En Francia esta labor es común aunque aquí entra también un elemento opinativo y con poder de decisión: el aficionado. Sabemos que en España el establisment taurino no pasa por el aro, tampoco tiene que ver mucho el juicio de los aficionados franceses con el que tienen los españoles. Disquisiciones éstas que ni mucho menos forman parte de este debate.
Pregúnta a los veterinarios en off the record qué les parece ir al campo y qué les parece asumir la antesala de la dehesa como escenario de un reconocimiento previo y verás lo que te dicen: "el ganadero no colabora", "el toro en el campo depende de las condiciones meteorológicas" y así un sinfín de justificaciones para parapetarse en la normativa vigente.
Si de una vez queremos evitar ese escándalo de camiones en procesión durante las principales ferias taurinas de España, y lo que es peor, la bacalada a última hora con tal de dar la corrida, debemos exigir a los ganaderos a que cooperen y a los veterinaros que ejerzan su profesión de manera seria, silente y veraz.
El debate está aquí, lo ha planteado la Unión de Criadores. No es nuevo. Es un debate sensato y que, además, evita costes a veces innecesarios. Afortunadamente las comunicaciones permiten que dos meses antes puedan ir a reconocerse los encierros destinados a uno u otro sitio. Los que más lo agradecerán serán los toros (de tan difícil manejo) y creo que también el aficionado.

agustin hervas dijo...

relaja la mente atormentada nada te llevará más allá de los sueños y como Calderón, los sueños sueños son.
Sigo sin ver las visitas de los veterinarios al campo y por suespo del presidente en lo que coincidimos.
Todo se solucionaria con una especialidad en ganado bravo en la facultad.

Por cierto tu no tienes la culpa de lo que el destino dé a los demás incluidos los de tu sangre. Descasa pues.